En todo el mundo se ha desplegado un amplísimo abanico de proyectos orientados al desarrollo de la educación financiera. Sin embargo, a pesar de esa diversidad, se constata una cierta laguna: no se observan iniciativas concretas centradas en las necesidades específicas de los empresarios. La ausencia de este colectivo tan significado es ciertamente llamativa e invita a indagar las posibles causas de esa desatención. Una razón puede obedecer a la consideración de que se sobreentiende que los empresarios no tienen las carencias observadas entre la población en general; de hecho, todo empresario tiene que bregar con las cuestiones financieras desde el mismo momento en el que trata de crear su empresa. Sin embargo, es evidente que hay muchas clases de empresas en función de su dimensión y no todas disponen de los mismos recursos técnicos para abordar tales cuestiones.
Sobre la base de lo anterior, y a la vista de la experiencia en nuestro entorno inmediato, partimos de la creencia de que hay una necesidad objetiva de actuaciones de educación financiera orientadas al empresariado, especialmente al pequeño empresario y al emprendedor.